Cada uno de los que lea estas líneas, habrá pasado por algo similar. No me refiero a los hechos, sino a la oposición entre expectativas y resultados.
Muchas veces, hemos puesto nuestros deseos para que las cosas sean de tal o cual forma y, de repente, algo lo complica todo y los resultados están muy lejos de lo que esperábamos.
Esto nos demuestra, muy a menudo, que sólo podemos planear y controlar el instante.
Pero a veces ni eso.
Todos hemos tenido relaciones sociales en las que el conjunto variopinto, nos entusiasmaba para pasar un momento agradable con él. Sin embargo, reunirnos con personas a las que no conocemos demasiado, nos trae aparejada la más absoluta incertidumbre y/o sorpresas, que en más de una oportunidad no hemos podido asimilar.
Quizás sea esto último lo que nos atrae, ya que a veces, frente a la monotonía de nuestras vidas, se encuentra a lo desconocido como un imán. Es muy raro que el ser humano se conforme con lo cotidiano y lo conocido. En algún momento quiere más.
Algo distinto.
Lo ocurrido en este relato tiene mucho de lo descripto. También algo de ficción. El resto, cada uno deberá ubicarlo en el contexto del imaginario personal, y con eso nutrir su propia vida.
En esta, su primera novela, Carlos De Luca nos mete de lleno en un multicolor prisma, en donde se combinan el suspenso con lo más banal y lo más profundo –a la vez– de la esencia humana, representada por un (¿ocasional?) grupo, reunido en un (¿casual?) evento, en un pueblito rural de la Provincia de Buenos Aires.
Las historias personales de los protagonistas se mezclan aquí, con la historia del país y, de algún modo, las frustraciones y anhelos de éste se corporizan en aquellos.
Cada uno de los que lea estas líneas, habrá pasado por algo similar. No me refiero a los hechos, sino a la oposición entre expectativas y resultados.
Muchas veces, hemos puesto nuestros deseos para que las cosas sean de tal o cual forma y, de repente, algo lo complica todo y los resultados están muy lejos de lo que esperábamos.
Esto nos demuestra, muy a menudo, que sólo podemos planear y controlar el instante.
Pero a veces ni eso.
Todos hemos tenido relaciones sociales en las que el conjunto variopinto, nos entusiasmaba para pasar un momento agradable con él. Sin embargo, reunirnos con personas a las que no conocemos demasiado, nos trae aparejada la más absoluta incertidumbre y/o sorpresas, que en más de una oportunidad no hemos podido asimilar.
Quizás sea esto último lo que nos atrae, ya que a veces, frente a la monotonía de nuestras vidas, se encuentra a lo desconocido como un imán. Es muy raro que el ser humano se conforme con lo cotidiano y lo conocido. En algún momento quiere más.
Algo distinto.
Lo ocurrido en este relato tiene mucho de lo descripto. También algo de ficción. El resto, cada uno deberá ubicarlo en el contexto del imaginario personal, y con eso nutrir su propia vida.
En esta, su primera novela, Carlos De Luca nos mete de lleno en un multicolor prisma, en donde se combinan el suspenso con lo más banal y lo más profundo –a la vez– de la esencia humana, representada por un (¿ocasional?) grupo, reunido en un (¿casual?) evento, en un pueblito rural de la Provincia de Buenos Aires.
Las historias personales de los protagonistas se mezclan aquí, con la historia del país y, de algún modo, las frustraciones y anhelos de éste se corporizan en aquellos.